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Esteban Velasco, los goles y las tapadas

Si ha habido una constante en la carrera profesional de Esteban Velasco, socio fundador de Sempli y Velum Ventures, ha sido la novedad: todos, o casi todos los negocios en los que se ha involucrado, han sido innovadores y poco conocidos y le han traído, en sus palabras, “mucha diversión, aprendizajes y efervescencia”.

Porque encontrar negocios nuevos, que casi nadie conoce y apostarles todo no es tarea fácil. Pero para él, “hay una satisfacción personal porque, como le digo a mi hijo, es más importante disfrutar que cualquier otra cosa. Y esto yo lo disfruto: ver los resultados y los goles tempranos de lo que va pasando. Es decir, que sí se puede. Que cuando te pones una meta, sí se puede llegar a ella. Eso me encanta”.

Cuando se trata de negocios novedosos, son pocas las veces que las expectativas se cumplen al pie de la letra. Por eso, Esteban ha aprendido a “capitalizar los aprendizajes” de manera que el no cumplir las metas no signifique el fin de un ciclo, sino el inicio de uno nuevo.

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado después de toda una vida de estar cerca de los negocios. Desde los 11 años ya era accionista de una empresa, la agencia de publicidad de su papá. A esa edad, ya estaba interesado en el rendimiento de la compañía y los beneficios que podía traerle, y pasaba sus vacaciones trabajando y conociendo cómo se mueve el mundo empresarial.

Por eso, a pesar de tener tanta afinidad con la comunicación, la publicidad y el diseño, decidió estudiar Administración en Eafit. Su primer trabajo fue en Geonet, una compañía que ofrecía servicios de conectividad en una época en que muy pocas personas sabían qué era Internet. De ahí, después de acompañar los procesos de levantamientos de recursos de inversión y planeación financiera, salió convencido de que podía hacer lo mismo pero para una empresa propia.

Así fue como, con otros tres socios, fundó una empresa de analítica de datos a través de descuentos por Internet que, un año después, lo llevaría a tener su primera quiebra. Esta experiencia le enseñó, sobre todo, humildad, y por eso se dedicó a ganar experiencia corporativa. Siguió trabajando por 5 años con empresas de tecnología en diversos roles de desarrollo de negocios y finanzas, y en 2004 fue a Francia a hacer un MBA.

Estando allá terminó de definir el camino que seguiría como profesional. Una pregunta sencilla en una clase lo hizo unir sus deseos pasados con los del momento, y supo que quería dedicarse a trabajar con inversiones en fondos de Venture Capital: los fondos de capital de riesgo que invierten en empresarios que están empezando y que tienen una oportunidad de negocio relevante, principalmente en tecnología. “Yo tengo experiencia en tecnología, en Internet, fui empresario, me quebré… ¿cómo puedo estar del otro lado? Pues apoyando y llevando los recursos”, fue su reflexión.

Al volver a Colombia empezó a trabajar en Promotora, una banca de inversión que lo acercó a las operaciones en pymes y, posteriormente, lo llevó a planear y dirigir la primera unidad de fondos de Venture Capital de la firma. Luego de 6 años en esta firma, salió para dirigir la operación latinoamericana de un fondo español que, seis meses después de contratarlo, tuvo que cerrar por la crisis económica de España de 2012.

En este punto tomó la decisión de volver a empezar de la misma manera como inició su carrera: haciendo empresa. Para él, era el momento adecuado y encontró a los socios adecuados. Así nació Velum Ventures, una firma gestora de inversión que tenía el propósito de atender un nicho de empresas de negocios digitales que estaban buscando inversionistas para cumplir sus planes. Con cerca de 30 mil millones de pesos de inversionistas como el BID-FOMIN, Sura, Ruta N, Bancoldex y otros privados extranjeros, analizaron cerca de 700 compañías que necesitaban recursos, y de esas invirtieron en 14.

Pero en ese proceso de entender las necesidades de expansión de las pymes, Esteban y sus socios se dieron cuenta de algo: había una gran cantidad de negocios que no quería inversión sino préstamos, pero que no era sujetos de crédito por parte de la banca tradicional. Eso se sumó al hecho que, aunque querían, no pudieron invertir en ninguna empresa fintech con la que pudieran acortar distancias entre financiadores, empresas que tuvieran excedentes de recursos y pymes que necesitaran financiación porque ninguna se les acercó. Entonces, cómo no, decidieron crearla.

Esta “versión 2.0 de Velum” se llama Sempli, una fintech que ofrece préstamos rápidos y seguros a pymes que están buscando deuda. “Todo demuestra que Sempli es un producto que va a ofrecerle a los empresarios colombianos una solución de financiación muy expedita”, dice.

Además de trabajar en Velum y Sempli, Esteban es mentor de la asociación Endeavor y profesor en la maestría de Innovación en Eafit. Todo esto le ha dado la oportunidad de estar en ambos lados: como gestor de inversiones y financiador, e igualmente como emprendedor y empresario. Hoy, escuchando y aconsejando a diversas pymes, se siente reflejado. “Qué bueno que alguien me hubiera dicho ‘x o y’, qué bueno que me hubiera pasado eso”, piensa a veces.

“Al final eso es muy efímero. Lo mejor que me pudo haber pasado fue tener las caídas, realmente uno aprende más de eso. Pero sin duda hoy los empresarios tienen muchas más herramientas y en la medida que los pueda apoyar, pues lo haré”. Porque eso es lo que le interesa hacer ahora: contar su experiencia, “desde los goles y desde las tapadas”.