ROIC y WACC son dos indicadores clave para evaluar si una empresa está creando o destruyendo valor con su operación. Comprender la diferencia entre ambos es fundamental para tomar decisiones acertadas desde la administración y el gobierno corporativo.
Por un lado, el WACC (Weighted Average Cost of Capital) representa el costo promedio del capital que utiliza la empresa, combinando tanto el patrimonio de los accionistas como la deuda financiera. Es decir, nos indica la rentabilidad mínima que esperan los inversionistas por mantener sus recursos en la compañía.
Por otro lado, el ROIC (Return on Invested Capital) muestra el retorno generado sobre los activos invertidos. Es decir, qué tanto valor está generando la empresa a partir del capital que utiliza en su operación.
Ahora, la clave está en esta comparación:
Cuando ROIC es mayor que WACC, la empresa está generando valor.
Cuando ROIC es menor que WACC, se está destruyendo valor.
¿Y qué hacer si el ROIC está por debajo del WACC? Es momento de revisar los activos que componen la operación. Muchas veces, la acumulación de activos no operativos o improductivos —es decir, que no aportan directamente al negocio— puede hacer que el ROIC baje. En ese caso, es recomendable hacer una depuración o reorganización para que el capital invertido esté realmente alineado con la estrategia operativa.
Para mantener una rentabilidad sostenible, toda empresa debe buscar maximizar su ROIC y mantener su WACC bajo control, optimizando así su estructura de capital y sus decisiones de inversión.
Si al revisar estos indicadores identificas que necesitas respaldo financiero para crecer, te invitamos a leer: Crédito empresarial: por qué tu empresa sí lo necesita
ROIC y WACC no son solo números: son señales claras sobre cómo tu empresa está usando sus recursos y si lo está haciendo de manera eficiente y rentable.
ROIC y WACC son dos indicadores clave para evaluar si una empresa está creando o destruyendo valor con su operación. Comprender la diferencia entre ambos es fundamental para tomar decisiones acertadas desde la administración y el gobierno corporativo.
Por un lado, el WACC (Weighted Average Cost of Capital) representa el costo promedio del capital que utiliza la empresa, combinando tanto el patrimonio de los accionistas como la deuda financiera. Es decir, nos indica la rentabilidad mínima que esperan los inversionistas por mantener sus recursos en la compañía.
Por otro lado, el ROIC (Return on Invested Capital) muestra el retorno generado sobre los activos invertidos. Es decir, qué tanto valor está generando la empresa a partir del capital que utiliza en su operación.
Ahora, la clave está en esta comparación:
Cuando ROIC es mayor que WACC, la empresa está generando valor.
Cuando ROIC es menor que WACC, se está destruyendo valor.
¿Y qué hacer si el ROIC está por debajo del WACC? Es momento de revisar los activos que componen la operación. Muchas veces, la acumulación de activos no operativos o improductivos —es decir, que no aportan directamente al negocio— puede hacer que el ROIC baje. En ese caso, es recomendable hacer una depuración o reorganización para que el capital invertido esté realmente alineado con la estrategia operativa.
Para mantener una rentabilidad sostenible, toda empresa debe buscar maximizar su ROIC y mantener su WACC bajo control, optimizando así su estructura de capital y sus decisiones de inversión.
Si al revisar estos indicadores identificas que necesitas respaldo financiero para crecer, te invitamos a leer: Crédito empresarial: por qué tu empresa sí lo necesita
ROIC y WACC no son solo números: son señales claras sobre cómo tu empresa está usando sus recursos y si lo está haciendo de manera eficiente y rentable.
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